viernes, 1 de febrero de 2013

Libertad consentida.




¿Sabrá perdonar el recto ejemplo,
que respeto, amor y alegría,
alimenten dos florecillas,
y les sirvan de guía y sustento?

¿Podrán sin el frescor del templo,
hallar los nutrientes de vida,
crecer libremente erguidas,
sin sentir el divino aliento?

¿Se enojarán los sagrados textos,
si pierden dos suaves caricias,
que repiten de memoria y recitan,
hipérbolas de altísimos misterios?

¿Reconocerán desde el firmamento,
que la bondad no es exclusiva,
el amor sobrevuela capillas,
la piedad, no lo es, sin dar ejemplo?

¿Necesitará un día el Maestro,
sopesar por qué sus sonrisas,
tan ligeras como la brisa,
vuelan sin los sacramentos?

¿Será tarde para un reencuentro,
si cambian su punto de vista,
y deciden por sí mismas,
acercarse con conocimiento?

¿Sería posible un acuerdo,
si El las abraza e ilumina,
las mantiene en su seno,
y las acoge en familia,
... podrás tú también hacerlo?




Lo llevarán como un recuerdo,
de libertad consentida,
será su propio reto,
vigiladas de cerca, sin ser vistas,
superar la falta de credo,
alegrando a María,
y convertirlo en regalo,
que ofrecerán a sus hijas.









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