martes, 15 de enero de 2013

Cocina para llevar.




Vierte en cazuela de barro,
un chorrito de aceite del lugar,
trocea tus dudas y miedos,
en múltiplos fáciles de pelar,
aparta las grasas más densas,
como tu ira o los consejos que das,
pon dos hojitas de besos,
crecidos en el patio de atrás,
busca por los armarios,
si te queda algo de bondad,
dos cucharadas soperas,
de sueños por realizar,
medio litro de recuerdos,
en los que pareces disfrutar,
zumo de luz exprimida,
de un amanecer de verdad,
soplo de brisa sentida,
como de cumbre sin pisar,
y usa tu propia impaciencia,
para quitarle un poco de gas,
remueve con tu soberbia,
hasta dejarla exterminar,
diez minutos de silencio,
y lista para llevar.






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