jueves, 27 de septiembre de 2012

Un día dejas de contar estrellas...




...y sientes la llamada del subsuelo,
tirando con fuerza de tus huesos,
reclamando las sales minerales,
que tomaste prestadas de la tierra,
con la alquimia de tus padres,
y el mayor de los misterios,
moldearon promesa en carne,
con un hatillo parco en tiempo,
una pizca de conocimiento,
por larga senda de tropiezos,
y alguna posibilidad de que aprendas,

que la partida no tenía normas,
y solo veías de perfil, el universo,
que el lugar más privilegiado,
es allá donde se posa un beso,
que la ira, las guerras, los excesos,
nunca merecieron la pena,
que las palabras yerran en su intento,
de acercarse a sus maestros,
y solo el silencio de los libros,
ofrece en nuestros tiempos,
respiro, duda, cobijo,
frente a la certeza de los medios.

y ahora que posees el sereno brío,
de negarte a salir a escena,
y has pactado con dioses y mecenas,
dejarlos en paz, si ellos te dejan tranquilo,
y con esfuerzo capitanéas,
la cáscara de nuez de tu destino,
orgullosa de ser engullida,
por el gran océano del olvido,
sin haber dejado huella,
mas gozosa de haber latido,
sin oponer resistencia,
sin preguntas, ni miedos, ni querellas,
todo lo que has aprendido,
todas tus experiencias,
no serán más que piedras,
con las que tropezarán tus hijos.




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