martes, 13 de diciembre de 2011

Instinto.





¿Cuándo perdimos el instinto,
tan cuidado por los siglos,
y editamos tantos libros,
para criar a nuestros hijos?


¿No será que la razón,
ha sido presa del ruido,
y le impide oír los latidos,
y los susurros del corazón?.


¿Cuándo te sisaron lo sencillo,
y pagaste por lo divertido,
te lanzaron al gran bullicio,
mientras tomaban tu bolsillo?

¿Quién te había prometido,
vivir cien años de normalidad,
ser más, que una frágil casualidad,
lograr tener todo lo merecido?.


A cambio sólo habrás de pagar,
con brillar en contadas mañanas,
sonreír en la justa medida,
llorar en privado, a escondidas,
en tu linda jaula de porcelana.

A cambio tendrás que donar,
el brillo de tu azul mirada,
buscar entre saldos, tus sueños,
al vacío envueltos y mostrados,
en gigantes pantallas planas.

A cambio deberás dejarte arrastrar,
de la mano de la propia humanidad,
corriente abajo del gran río,
que absorbe tu esfuerzo y brío,
 y te seduce a dejar de remar.



Separarse del ruido,
escuchar latir el instinto,
allá donde habitan los sueños más puros,
huérfanos de existencias sin sentido.







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