lunes, 27 de junio de 2011

Irta.







Allá donde la mar en su intento,
de tomar la costa indefensa,
armada de sal y de viento,
fracasa y se rompe deshecha.

Allá donde las olas lejanas,
rinden su salitre al romero,
a los pinos que blanden sus ramas,
en solitarias calas de espliego.

Allá donde susurra la paz,
recuerdos de luchas a hierro,
en torres de piedra sin piedad,
ni cristiana ni de sarracenos.

Allá donde verde y azul,
pugnan por un trozo de cielo,
por un fotón indeciso de luz,
por un palmo del sendero.






2 comentarios:

  1. Quedé en los puntos suspensivos de este homenaje. Reconocimiento a una tierra que tuvo que aguantarse todo.
    http://enfugayremolino.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  2. Bienvenida Laura.

    Una tierra misteriosa,
    como sin tiempo,
    hecha de antiguos colores,
    sonidos de siempre,
    y olores de monte que niegan
    lo que la vista no puede ocultar.

    Un pequeño refugio del alma, casi sin ocupar.

    ResponderEliminar